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3 marzo 2019 7 03 /03 /marzo /2019 04:06

001 25casaverruaEn enero de 1987, el Instituto Mater Boni Consilii abre en Orio Canavese, en la diócesis de Ivrea, un Seminario, que en 1988 fue transferido a Verrua Savoia, en la diócesis de Casale Monferrato, donde desarrolla hoy su actividad de formación del clero en preparación al sacerdocio.

 

El Seminario y la Iglesia: Posición doctrinal - Situación canónica

 

El Seminario “San Pedro Mártir” se propone preparar a los jóvenes candidatos al sacerdocio católico, en la más estricta fidelidad a la Iglesia Católica Romana. “Corresponde exclusivamente a la Iglesia –recuerda el Reglamento de nuestro Seminario– instituir seminarios (can. 1352) y al Obispo o a la Santa Sede, aprobar sus reglamentos (can. 1357 § 3 y 4). Por lo tanto, en la espera de la institución canónica del Seminario y de la aprobación de su Reglamento, el Seminario San Pedro Mártir no es una realidad de derecho, sino solamente de hecho.001 Guerard002small

Sin embargo, puesto que la formación del clero es de importancia vital para la continuación de la Misión confiada por Nuestro Señor Jesucristo, consideramos nuestro derecho y deber, durante el estado de privación de autoridad en la Iglesia, preparar al sacerdocio a cuantos se sientan llamados por Dios a eso.

A causa de cuanto se ha dicho en los puntos precedentes, la única justificación moral de la existencia de nuestro seminario, sin aprobación canónica, es la situación actual de la Iglesia Católica que ha sido descripta por Mons. M. L. Guérard des Lauriers en la tesis de Cassiciacum. A esta tesis, por consiguiente, deben adherir superiores, profesores y alumnos del seminario”.

 

La vocación sacerdotal

 

No se puede aspirar al sacerdocio si no se ha recibido una vocación o llamada de parte de Dios: “Ni alguno se apropie de ese tal honor, sino quien está llamado por Dios, como Aarón” (Hebr. 5, 4); “no me habéis elegido vosotros a mí, sino que yo os he elegido a vosotros, y os he constituido para que vayáis y deis fruto” (Jn. 15, 16); “no todos entienden esta palabra, mas sólo aquellos a los cuáles les es concedido” (Mt. 19, 11). Dios no dejará nunca de suscitar vocaciones sacerdotales, porque ellas son indispensables para la existencia misma de Su Iglesia.

 

Rarísimamente las llamadas son extraordinarias o milagrosas (como aquella de San Pablo); normalmente, Dios manifiesta Su elección a través de la causas segundas creadas. En particular, la Divina Providencia:

1) Hará propicio (o hará superar o compensar) el ambiente familiar y formativo, incluidos los aspectos materiales, económicos, etc.

2) Infundirá y alimentará en los jóvenes las idóneas cualidades físicas, intelectuales y morales;

3) Inspirará en su voluntad el deseo de la vida sacerdotal (particularmente con la devoción al Sacrificio de la Misa), haciendo discernir y juzgar los elementos indicados por el director espiritual;

4) Iluminará a sus superiores eclesiásticos, produciendo en ellos el juicio favorable e induciéndolos a la aceptación.

 

Admisión al seminario

 

Las personas interesadas por el seminario deben escribir al Rector del Seminario San Pedro Mártir (Localitá Carbignano 35/36, 10020 Verrua Savoia (To), Italia), precisando los motivos que los lleva a desear el sacerdocio. En la carta se necesitará adjuntar eventualmente:

 

1) Un “curriculum vitae” del candidato (lugar y fecha de nacimiento, familia, estudios, trabajo, eventuales seminarios ya frecuentados, etc.).

2) Los certificados de bautismo, confirmación, matrimonio religioso de los padres.

3) Copia del diploma de la escuela media superior (madurez).

4) Una carta de presentación del candidato firmada por un sacerdote.

 

La petición de admisión será examinada por el Rector, que valorará si el candidato satisface cuanto es requerido por la Iglesia, particularmente en los cánones 1363-1364 del Código de Derecho Canónico (promulgado por Benedicto XV).

El candidato –de cualquier nacionalidad– debe ser de una edad comprendida entre los 17 y 40 años. Ellos podrán requerir la admisión al Instituto Mater Boni Consilii; sin embargo, “son admitidos también candidatos que, no deseando entrar a formar parte del Instituto Mater Boni Consilii, previo acuerdo con su Instituto o grupo sacerdotal o la recomendación de ellos por parte de un sacerdote de confianza”, sostengan cuanto se ha dicho sobre la posición doctrinal a adoptar en el seminario.

 

Los estudios

 

El año académico comienza con la fiesta de la Dolorosa (15 de septiembre) y termina a fines de junio; los exámenes están previstos para los meses de febrero y de junio. Los cursos se prevén de una duración de seis años: dos de filosofía escolástica, y cuatro de teología. Sea para la filosofía, sea para la teología, se seguirá la doctrina del Doctor Común, Santo Tomás de Aquino (can. 1366).

 

Las clases son dadas en italiano o en francés, mientras que los manuales y textos de estudio son en latín; para quienes no conozcan suficientemente el latín están previstos cursos semanales de recuperación.

 

Liturgia y hábito eclesiástico

 

La Santa Misa y el oficio divino son celebrados exclusivamente en latín y conforme a las rúbricas promulgadas por San Pío X. Desde el momento de la imposición de la sotana, los clérigos deben vestir constantemente el hábito eclesiástico (la sotana).

 

Las Órdenes Sagradas

 

En el curso de los estudios, los seminaristas que lo requieran con el acuerdo del director espiritual y la aprobación del Rector, recibirán las Órdenes Sagradas previstas por el Concilio de Trento: la tonsura, las cuatro órdenes menores, el subdiaconado (que implica la obligación del celibato), el diaconado y el sacerdocio.

Las Órdenes Sagradas son ordinariamente administradas por Mons. Geert Stuyver, del Instituto Mater Boni Consilii, consagrado obispo por Mons. Robert Fidelis Mc Kenna, dominico, a su vez consagrado por el teólogo dominico Mons. Michel Louis Guérard des Lauriers.

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El Padre Guérard des Lauriers recibió la consagración episcopal en 1981, de Mons. Pierre Martin Ngo-dinh-Thuc, que fue Arzobispo de Hué, en Vietnam, y Asistente al Solio Pontificio.

Respecto de la legitimidad de esta consagración, que puede ser justificada en la actual situación de la Iglesia (la Sede Apostólica está formalmente vacante), se puede consultar el opúsculo del Padre Ricossa sobre las consagraciones episcopales, en venta en el Centro Editorial Sodalitium.

 

Conclusión

 

Nuestro Señor Jesucristo ha confiado al sacerdote la celebración del Sacrificio de la Misa, renovación incruenta de aquél del Calvario, único Sacrificio del Nuevo Testamento que rinde a Dios la gloria que le es debida.

Al sacerdote solamente le ha confiado la administración de los sacramentos, canales de la gracia e instrumento privilegiado para la salvación de las almas. Los jóvenes que tengan las cualidades físicas, intelectuales y morales para el sacerdocio, pregúntense si tal vez Jesucristo no les dirige también a ellos las palabras: “ven y sígueme”.

Los Ejercicios Espirituales según el método de San Ignacio de Loyola son un medio óptimo, recomendado por la Iglesia, para descubrir la propia vocación.

En estos tiempos particularmente difíciles, sacerdotes celosos, preparados y piadosos son todavía más necesarios que en el pasado para la salvación de la almas. ¿Por qué deben ser los demás y no podría ser yo, quien responda a la llamada de Jesucristo?

 

http://www.sodalitium.it/

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«Es necesario que perdure sobre la tierra

la Oblación pura, la Oblatio munda.

Algunos me atribuyen la intención de querer

“salvar a la Iglesia”. Por el contrario, rechazo asociarme

con quienes manifiestan este propósito “in directo”.

Ya que, solo Dios, solo Jesús salvará a Su Iglesia

con el Triunfo de Su Madre. De eso estoy seguro,

aunque ignoro el “cómo”.

En cambio, estimo un deber todo sacrificio, hacer

todo lo que esté en mi poder para que perdure sobre

la tierra la Oblatio munda».

Mons. Guérard des Lauriers

(Sodalitium n° 13, marzo 1988)

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«Yo no me ordené para cometer sacrilegios».

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p.barbara

«El deber de defender la Misa es

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